Una investigación independiente revela cómo la Agencia Central de Inteligencia utilizó sitios aparentemente inocuos para comunicarse con informantes en el extranjero.

Un sitio web que simulaba ser una comunidad en línea para fanáticos de Star Wars resultó ser, en realidad, parte de una compleja red de espionaje operada por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA). Esta sorprendente revelación forma parte de una investigación realizada por Ciro Santilli, un investigador independiente que, utilizando únicamente herramientas públicas disponibles en internet, logró mapear una estructura clandestina utilizada por la agencia para comunicarse con informantes en distintos países.

El caso, que había sido parcialmente documentado por medios internacionales y centros de investigación, adquirió una nueva dimensión tras el análisis de Santilli. A través de plataformas como Wayback Machine e instrumentos de análisis de DNS como viewdns.info, el investigador reconstruyó una red de portales secretos, algunos de los cuales estaban disfrazados como sitios de interés general: deportes extremos, comedia, música y, en un caso particularmente llamativo, una página para aficionados al universo creado por George Lucas.

El origen de la filtración

La investigación se basa en el artículo America’s Throwaway Spies, publicado por Reuters en 2022. Dicho reportaje fue el primero en detallar cómo errores técnicos en sitios encubiertos —como el uso de direcciones IP correlativas— permitieron a los servicios de inteligencia de países como Irán y China rastrear múltiples dominios vinculados a la CIA. Entre los casos más notorios figura el de Gholamreza Hosseini, un informante iraní cuyo descubrimiento condujo a su detención, presuntamente facilitada por estos fallos de seguridad.

El escándalo derivado de la exposición de estos sitios tuvo consecuencias devastadoras para las operaciones de la CIA entre 2010 y 2013, incluyendo el desmantelamiento de redes de espionaje y la ejecución de decenas de colaboradores en países como Irán y China.

Una red más amplia de lo imaginado

Aunque una investigación posterior de Citizen Lab logró identificar hasta 885 sitios vinculados a esta red, su lista completa nunca fue publicada. A partir de los nueve dominios revelados por Reuters, Santilli realizó una búsqueda retroactiva para rastrear otros sitios relacionados, descubriendo patrones técnicos comunes que permitieron establecer conexiones con la red de espionaje.

«Los hallazgos revelan una cantidad mucho mayor de sitios web, ofrecen una comprensión más amplia de los intereses de la CIA en ese periodo, incluidas democracias específicas que pudieron haber sido objetivo de operaciones y que no se habían mencionado previamente», afirmó Santilli en declaraciones a 404 Media.

De acuerdo con el investigador, algunos de los portales estaban dirigidos a audiencias en democracias como Alemania, Francia, España, Perú y Brasil, además de los ya conocidos objetivos en Oriente Medio y Asia. Esto sugiere un alcance mucho más amplio de las operaciones encubiertas estadounidenses de lo que se había informado hasta ahora.

Implicaciones éticas y políticas

El trabajo de Santilli busca no solo exponer hechos históricos, sino también fomentar el debate público sobre la moralidad y transparencia de las operaciones secretas de inteligencia. Según él, esta red representa un «antiguo mecanismo de espionaje funcionando en todo su esplendor», y su documentación podría tener un valor significativo para el escrutinio ciudadano sobre la política exterior de Estados Unidos.

Las revelaciones también arrojan nuevas luces sobre el papel de la tecnología en las actividades de inteligencia y la fragilidad de las operaciones digitales ante fallos técnicos aparentemente menores.

Una historia de ficción hecha realidad

El hecho de que una página dedicada a Star Wars haya sido utilizada como canal secreto de comunicación por la CIA añade un componente surrealista a esta historia. Lo que parecía una inofensiva plataforma para compartir teorías, imágenes o discusiones sobre el universo galáctico, era en realidad un nodo en una red global de espionaje, con consecuencias mortales para muchos de sus participantes.

El caso vuelve a poner sobre la mesa la pregunta clave: ¿hasta qué punto puede una agencia de inteligencia utilizar recursos civiles y plataformas digitales bajo disfraces inofensivos para cumplir con sus fines? Y más aún, ¿cómo deben reaccionar las sociedades democráticas cuando estas estrategias salen a la luz?